26 mayo 2011

Lo que provocó el proyecto “Leer y escribir es cosa nuestra”

Un enorme entusiasmo contenido comenzó a generarse en mí, hasta el punto de querer aprender y experimentar en la narracion oral y escrita. Me comuniqué con la narradora oral Ana María Bovo (que trabajó con nosotros en la capacitación), con la cual comenzaré un curso el próximo año.
Indagar fue la segunda provocacion. ¿Qué es ex libris? Me puse en campaña.
El caldeamiento (el trabajo corporal, gestual, oral con el que nos preparamos para la escritura) fue muy efectivo y en la escuela lo empecé a transmitir contando cuentos a los chicos. La consigna fue “TODOS ESCRIBIMOS”. No me iba a ir de los salones sin haber cumplido el cometido. Soy muy testaruda... y se logró. Todos escribieron y solo uno, el que no pudo, dibujó. Yo había contado una historia de amor. Walter, un alumno, se enamoró. Walter empezó a escribir.

La propuesta se hizo carne. “TODOS ESCRIBIMOS”: maestros, alumnos, profesores empezaron a dibujar y a proponer versos. Comenzaron a pedir libros, iban a la biblioteca, disfrutaron leyendas, inventaron otras y editaron sus propias historias. Esto hasta me hizo caminar por las librerias de la calle Corrientes buscando libros que ya no se encuentran...
La tarde anterior a la Muestra, llamo a la escuela. La bibliotecaria, que está dando los últimos toques para la presentación, me dice que los profesores de Educación Fisica junto con la maestra de tercero, que está con el proyecto de huertas, están haciendo el prólogo. Le pregunto: “¿Leyeron los cuentos y las poesías de los pibes?”. Me contesta:
“¡Sí! ¡¡¡Y les encantó!!!”.


Las maestras de sexto año me atosigan: “El año que viene, ¿podemos seguirlo nosotras?”.
Los chicos, en el patio, durante el recreo, me frenan, me llaman y me dicen: “Vice: ¿te digo el verso que inventé?, ¿te leo lo que escribí?, ¿cuándo venís otra vez al aula?, ¿te gustó lo que dibujamos?”.

Con la bibliotecaria combinamos conocer, entrevistar y pedirle al historiador de San Francisco Solano que nos haga la contratapa. Lo vamos a lograr. La maestra de cuarto año del área de Ciencias dibuja brujas, naranjas y gatos enamorados.
La profe de Plástica, con asistencia perfecta y viniendo hasta los dias que no le corresponde, me pone en la compu un programa para editar los dibujos de los alumnos. Con la engrapadora en la mano manifiesta su entusiasmo, bucea en su cabeza todas las técnicas que aplicó con los chicos de sexto; los resultados son increíbles.¡¡¡Todo lo que tiene adentro un ser humano!!!
¡¡¡Extraordinario!!!
¡¡¡Todo fue una gran provocación!!!
                                              
                                                     
María de las Mercedes López
Vicedirectora
Escuela Primaria Nº 80 “Constancio C. Vigil”
San Francisco Solano, Partido de Quilmes


Leer y escribir es cosa nuestra: Ex­ libris

Volvía de la presentación del Proyecto “Leer y escribir es cosa nuestra”, en la Escuela Municipal de Bellas Artes Carlos Morel, del Partido de Quilmes, Provincia de Buenos Aires, allá por abril de 2009. En esa primera instancia, habíamos sido convocados los maestros de Plástica, por un lado, y los bibliotecarios por otro, seríamos los nodos entre el audaz proyecto y la escuela. Menuda tarea nos tocaba a los maestros de Plástica: nada más, ni nada menos que trabajar el ex libris con nuestros alumnos/as de la escuela primaria.

Desde ese momento en mi cabeza solo resonaba algo: ¿cómo les explico a los grupos que elegimos (los nenes y nenas de 2º A y B, los alumnos de las señoritas Claudia y Andrea) qué es un ex libris? (1).
Les cuento a los chicos de qué trataba el proyecto, que íbamos a dibujar; que luego, a partir de ese dibujo (que llamaríamos boceto) y con una técnica de grabado llamada punta seca (2), teníamos que realizar un ex libris… Entonces empezaron a surgir palabras: estampilla, sello, dibujos y palabras… (luego, en el armado final de los ex libris, las palabras nos quedaron pendientes ya que era muy difícil que ellos pudieran escribir en espejo, lo realizamos nosotras).
La charla llevó a los chicos a dibujar algo que los identificara, que les gustara, que fuera de ellos, y a descubrir lo maravilloso del grabado con su misterio y su magia. Lo que resultara de esta experiencia sería una nueva imagen original y espontánea.
Había pensado que el ex libris lo pegaran en el libro que ellos más querían. Como me llevó mucho tiempo sacar las estampas, lo hice en dos horas semanales juntando los cursos, cada uno de los chicos esperaba pacientemente tener la suya. Pero algo mágico había pasado… El salón se había transformado en un autentico taller, se podía ver la alegría reflejada en las caritas de aquellos que ya tenían las estampas.
Pero en uno de esos días, cuando termino de sacar la estampa de una nena, se la doy y me dice: “¿Dónde lo pongo, seño? Yo no tengo libro…”. “Bueno —le dije—, ¿te parece si lo pegamos en la carpeta?”.
Ya terminaba mi hora y volvía a mi casa, pero ese día no fue como los otros. Me dejó un gusto amargo. Lo primero que hice fue contárselo a la maestra, ya que me generó una angustia… Había basado mi propuesta de pegar el ex libris en el libro que ellos más quisieran, seguramente sería un libro de cuentos, y Melani no tenía libro… Pensamos entre la maestra y yo regalarle uno, pero después decidí pegarlos en la carpeta, fui egoísta, de algo estaba segura: no quería volver a pasar por esa experiencia con otro alumno/a. Aún recuerdo la cara de tristeza de Melani.
Cuando logré que todos los chicos y las chicas tuvieran su ex libris, seleccionamos uno, de manera democrática, que tendría la función de representar al grupo y de ser pegado en el libro hermoso que ellos habían realizado. Le tocó el honor a Julio (qué contento estaba…). Luego, armé la carpeta con los trabajos de todos, desde los bocetos, matriz y estampas, como así también las fotos que a lo largo del proyecto fui sacando, se los mostré y les gustó mucho.
Lo mejor de todo fue poder compartir la sensibilidad y sencillez de cada trabajo, que quedó reflejado en los ex libris, como el orgullo de dejar esa pequeña huella de la experiencia realizada. Les doy las gracias a mis alumnos y alumnas.

Mirta Vilariño
Profesora de Plástica
Escuela Primaria Nº 78 “Gral. Enrique Mosconi”
Bernal, Partido de Quilmes


Notas:
1. Un ex libris es como una marca de propiedad, una pequeña estampa, o sello que suele colocarse en el reverso de la cubierta o tapa de un libro, y que contiene el nombre del dueño del ejemplar o de la biblioteca a la cual pertenece. Para la estampa se pueden utilizar diversas técnicas de grabado o estampación, diseño por ordenador, reproducción fotográfica, etc. Debe contener la palabra ex libris, exhibe también alguna imagen, y a veces un lema.
2. Esta técnica de grabado llamada punta seca consiste en raspar con un elemento punzante (punzón) una superficie (usamos, como matriz, acetato o placa radiográfica); ese relieve que queda, al entintar, permite que se deposite la tinta; colocamos el papel arriba y luego, con una cuchara de madera, frotamos suavemente. Así obtenemos la estampa. Hay que recordar que todo aquello que se quiera escribir debe ser realizado en espejo, porque si no, el texto quedará al revés y no lo podremos leer.