30 abril 2011

La cápsula del tiempo

Ese día llegué a la escuela con mucha ansiedad, estaba nerviosa pero muy feliz. La razón de mi felicidad… la visita que un rato después recibimos esa misma mañana.

Sí, dos profesores de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), que escalarían el cerro Domuyo, al norte de Neuquén, formando parte de una expedición que realizarían con motivo del Bicentenario, llegaron a nuestra escuela, la EP Nº 78 de Quilmes, un ratito después de que entraran los chicos a los salones. Estaban disfrazados, según sus propias palabras, con sus trajes de montañistas y ¡¡claro!! su intención era mostrarles a los alumnos cómo irían equipados, con qué y dónde dormirían y comerían… y por supuesto, hablar sobre la protagonista principal de esta aventura: la famosa “Cápsula de tiempo” que viajaría con ellos y sería enterrada en la cima del cerro mencionado, con el objetivo de ser buscada por otra expedición en el Tricentenario. En la misma llevarían, entre otros legados, un pendrive con filmaciones, en las que los distintos grupos de nuestros alumnos, conjuntamente con sus maestras, mostraban y contaban cómo habían trabajado en el proyecto “Leer y escribir es cosa nuestra” durante el ciclo lectivo 2009. En este proyecto, los niños trabajaron como escritores, con la guía y supervisión de sus docentes y los coordinadores, llegando así a editar sus propios libros.

Debo confesar que me sentía cómplice de esa aventura, y claro… ¡¡cómo y por qué no iba a estar nerviosa y feliz!! Me pasó desde un principio, cuando una gran amiga, Profesora también de la UNQ, llegó un día a casa y me dijo:
-¡¡Su!! ¡¡Los libros de tus chicos pueden viajar a la cima de un cerro en Neuquén!!
Fue entonces cuando tuve la primera noticia y la invitación de parte de estos profes, que ahora estaban allí esperando… llenos de energía y alegría, para contarles todo a los chicos sobre su travesía.

En el patio de la escuela, todo estaba dispuesto y los chicos los recibieron con un gran aplauso. Uno de los profesores tomó la palabra y comenzó a contar sobre la expedición… mostró la cápsula, un cilindro de metal resistente a las inclemencias del tiempo. Luego, invitó a los niños a hacer preguntas. Así surgieron muchos interrogantes… que los profes iban respondiendo, mientras mostraban algunos de los objetos que viajarían con ellos: la bolsa de dormir especial para las bajas temperaturas que deberían soportar, las camperas, los cascos que fueron pasando por las cabecitas de muchos alumnos entusiastas y curiosos…

Y entonces advertí que aquel acto, un tanto solemne, se fue convirtiendo en una fiesta relajada y musicalizada, nada más y nada menos que por la expresión oral, donde las palabras iba y venían… divertidas, curiosas, audaces… formando la melodía.

Finalmente, uno de los profesores tomó a una pequeña de 1º año e hizo que introdujera el pendrive en la cápsula. ¡¡Fue un momento tan vibrante para mí!!
Sequé rápidamente algunas lágrimas que se me estaban escapando, lágrimas de alegría, como decía mi abuela… y no era para menos, me invadió una mezcla de orgullo y emoción. Estábamos dejando en esa cápsula parte de nuestra cultura, representada, nada más y nada menos que por ¡las palabras de nuestros alumnos!

¡¡Realmente fue un sueño hecho realidad!! Un sueño que partió de “la palabra”… la palabra, leída, narrada, escrita, escuchada, recreada y siempre trabajada a favor de la alfabetización, ya que, como institución, estamos convencidos de que, como escribiera Paulo Freire en una de sus frases más conocidas: “Alfabetizar no es aprender a repetir palabras, sino decir, ‘SU palabra’ ”.

Pienso en lo escrito… ¡tengo esperanza! Sí… sueño en que para el Tricentenario, todo hombre y/o mujer de este planeta tenga pleno derecho a decir… “SU palabra”.

Susana Scheffer
Escuela Primaria Nº 78 “Gral. Enrique Mosconi”
Bernal, Partido de Quilmes



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