30 abril 2011

Respuestas extraordinarias a… preguntas comunes: nuestro libro

Cierto día, con la llegada de la bibliotecaria, Silvia, y de la vice, Susana, de una de las capacitaciones del proyecto “Leer y escribir es cosa nuestra”, me dijeron: “Tavella, pensamos en vos y en tus chicos de 5° año: hay que hacer un libro”.

Bueno ―me dije― hay que empezar a trabajar con este tema de leer, escribir, volver a leer y reescribir textos.

Así fue como mis primeros intentos con mis chicos en este asunto de leer, hacer borradores y demás, fue un poco complicado.

Durante el año habíamos compartido cantidad y variedad de libros desde la biblioteca y en el aula, la decisión en cuanto al tipo de texto que debían escribir resultó difícil. Después de varios intentos fallidos, se me ocurrió una idea: mis chicos son bastantes preguntones, entonces, ¿por qué no escribir un libro donde ellos mismos den respuestas imaginarias a preguntas comunes-diarias? Y así fue que cuando les conté mi idea, ellos quedaron sorprendidos, raros, se sentían curiosos ante esta propuesta, no creían que fueran capaces de lograrlo pero con paciencia entusiasmo y mucha imaginación lo lograríamos.

Fue así como con ayuda de Silvia, la biblio, fuimos armando entre todos, dando forma y color a nuestro libro.

Realmente fue sorprendente leer cómo estas respuestas iban surgiendo en forma y con calidez.

Fueron surgiendo preguntas y respuestas, como estas:
“¿Por qué el Sol no sale de noche?”.
Entonces, Leandro respondió: “Un enemigo del gigante lo condenó a vivir en un lugar muy frío. Entonces el Sol al ver semejante injusticia decidió ir todas las noches a ese lugar tan frío para brindarle al gigante todo su calor. Por eso no vemos al Sol de noche”.
También la respuesta de Tatiana fue muy divertida e imaginativa cuando me respondió: “Una zanahoria mágica cayó del cielo como si nada, resultó que ahí había un grupo de conejos que saltaban y trepaban. De pronto pasó un elefante que curioso por el color de ella, se la comió e inmediatamente la trompa le creció”. La pregunta había sido: “¿Por qué tienen trompas los elefantes?”.
O también la respuesta de Franco, cuando escribió que la Luna era blanca porque “…había una flor que desde el suelo soñaba con ver la Tierra desde el cielo… ella pensó entonces que si bebía toda el agua con la que la regaban se hincharía y que con ayuda del viento, al cielo llegaría… pasó el tiempo y así fue que de pronto con ayuda de su amigo, el viento, se fue desprendiendo del suelo hasta llegar bien alto y permanecer allí blanca, quieta, redonda y orgullosa en el cielo…”.

Para llegar a estas y otras respuestas tan imaginativas hubo mucho trabajo de idas y venidas a la biblioteca, bastantes lecturas de historias fantásticas e irreales, que al principio provocaron muchas risas.

Una vez finalizados los “borradores imaginarios”, los chicos volvían a la biblio donde Silvia daba el primer visto bueno, luego yo debería hacer las últimas correcciones de ortografía y puntuación.

Finalizada la tarea de escritura, había llegado la hora de ilustrar la respuesta y acá surgió un murmullo constante: “no me gusta dibujar”, “somos grandes”, “es aburrido”, y otras acotaciones más.

Cuando comprendieron la necesidad de hacerlo para darle un toque de color a sus respuestas, lo hicieron con gusto, pues trabajaron sobre distintos tipos de papeles, de texturas variadas, colores y formas distintos.
Concluida esta nueva etapa, faltaba el armado del libro. Iba a estar realizado sobre hojas de cartulina con otros tipos de papeles pegados. Su armado quedó resuelto cuando recordé cómo me habían enseñado, allá lejos, en mi Escuela Normal de Quilmes, el encuadernado artesanal de libros.

Mi tarea no estaba finalizada, aún “quería más, quería saber, conocer cómo se habían sentido estos pequeños autores–escritores al formar parte de un libro”, de nuestro libro. Acá también me encontré con grandes sorpresas y alegrías al leer lo que mis niños habían sentido:

“Me sentí feliz es muy bueno para nuestra biblioteca dibujé como pude”, Walter.
“Al principio me pareció aburrido. Pero cuando estaba escribiendo me resultó más interesante”, Paula.
“Cuando la seño nos dijo que íbamos a hacer un libro sentí dolor de panza”, Luciana.
“Al escribir por qué las nubes son blancas me sentí energizado o sea fuerte al saber que mi nombre iba a estar en un libro y que este formaría parte de nuestra biblioteca”, Esteban.
“Al principio sentí miedo porque pensé que me podía equivocar y después felicidad porque mi respuesta iba a estar en un libro”, Kevin.
“Me sentí inspirado como si formara parte de la respuesta”, Ezequiel.
“Me sentí bien al escribir la respuesta, pero al ir con la seño Silvia la imaginación me ayudó mucho para completar el texto”, Ornella.
“Me sentí libre, con mucha imaginación, nadie me molestaba y al final quedó re bien”, Micaela.
“Sentí que no lo podía hacer, no me venían ideas a la cabeza, hasta que fui con la bibliotecaria y ahí de pronto… se me vinieron las ideas y cuando lo terminé sentí un gran alivio”, Tatiana.
“Sentí que era divertido, al principio, pero después no me gustó nada, pero igual me gustó usar la imaginación”, Lucía.
“Cuando fui a la biblioteca a leer un libro observé que el autor se había equivocado. Entonces pensé que si ellos se equivocan, por qué no puedo escribir y equivocarme yo”, Agustina.

Después de leer estos sentimientos, me pongo a reflexionar sobre el impacto que causamos, como docentes formadores, sobre nuestros niños en pleno crecimiento y desarrollo. Es aquí cuando en mi cabeza empiezan a dar vueltas preguntas sin respuestas cada vez que nos “bajan” proyectos para poner en práctica en nuestro ámbito escolar sin conocer las expectativas de los niños. Y es en ese momento cuando enciendo la chispita de la imaginación para poder lograr algo tentador para ellos.

También pienso en mis preguntas y las de otros docentes cuando nos convocan o nos proponen “proyectos” para realizar en nuestras escuelas: ¿qué hago?, ¿cómo lo hago?, ¿con quiénes?, etc. Entonces, en este caso, como en el de mis niños, tuve que usar toda mi imaginación para llegar a una respuesta imaginaria: la creación de un libro artesanal con respuestas imaginarias… a preguntas comunes… nuestro libro.

Liliana Marcela Tavella
Maestra de grado
Escuela Primaria Nº 78 “Gral. Enrique Mosconi”
Bernal, Partido de Quilmes



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